Salto
entrega la libreta inmediatamente a los carruajes que devoran los pensamientos halagadores que cada mañana haces de tí mismo. no intentes explicar lo que otros tantos no han podido identificar a través de estados inducidos de nerviosa lucidez. no te entregues al abismo que los comportamientos masivos te hacen crear en la memoria. evita los amendrentados reflejos que compulsivamente se disparan sobre esta inútil página madrugadora. date a los otros, aunque sea una vez.
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